Originalmente yo tenía una buena imagen de PETA, pese a su burda
explotación del cuerpo desnudo y las grotescas insinuaciones sexuales en
el contexto de la causa animalista. Algunas de sus campañas contra el
uso de pieles animales y contra la explotación animal las encuentro
todavía rescatables, pero en general, considerando su conducta y su
filosofía sobre la explotación de animales de producción o de granja y
de animales de compañía como gatos y perros, los aspectos negativos de
esa organización pesan más que los positivos. Muchos se inhiben a veces
en su rechazo de PETA por algunas de las buenas campañas de esta. Yo
creo que la verdad es lo único que conviene a los que están activos en
la defensa de los animales, se trate de perros callejeros o animales que
las modelos de antaño se colgaban del cuello.
Yo considero a Ingrid Newkirk, la fundadora de PETA, una personalidad
psicótica, que esgrime argumentos incoherentes y derechamente macabros.
Que se jacte de haber matado a miles de animales con sus propias manos,
alegando que lo hizo, y hace, para evitar que los maten otros verdugos
más crueles, me parece el colmo de la maldad y la estupidez.
No tengo buenas palabras para PETA. Sin embargo, como digo, yo tenía
una buena imagen de PETA hasta el momento en que me enteré de lo que
hacían con los perros y gatos que recogían de la calle para ingresarlos
en sus instalaciones -o que son llevados allí por personas despistadas
que creen que les encontraran hogares adoptivos a las mascotas de las
que han decidido separarse de manera definitiva. La insolente arrogancia
de la fundadora, que se burla de todo el mundo pretendiendo que su
organización, en 2009, sólo fue capaz de encontrar hogares adoptivos
para ocho mascotas en todo Estados Unidos, es algo que debemos denunciar
una y otra vez hasta que la opinión pública se entere de la verdad y
deje de asociarla a la causa de la protección animal.
2
En 2005, dos funcionarios de PETA fueron procesados por matanzas ilegales y disposición ilegal de cadáveres.
La historia es escalofriante. Los empleados de PETA fueron arrestados
después de ser investigados durante varios meses por la policía. Se les
acusó de engañar al público ofreciendo buscar hogares adoptivos, cuando
en realidad los animales eran inmediatamente sacrificados. Retiraban
perros de un canil del condado de Bertie, Virginia, pretendiendo que les
buscarían hogares adoptivos en Norfolk, pero en realidad los
sacrificaban apenas recogidos. Los dos empleados fueron detenidos cuando
arrojaban bolsas con decenas de cadáveres de perros en un contenedor
público. La fundadora de PETA, Ingrid Newkirk, defendió a sus empleados
diciendo que los animales no habían sufrido al ser sacrificados.
Reconoció que su organización se dedica a matar mascotas, y dijo que el
único error de sus empleados era haber arrojado los cadáveres a un
contenedor público. Sin embargo, la investigación policial confirmó que
los empleados de PETA decían en los refugios donde recogían las
mascotas, que su intención era buscarles hogares adoptivos. “Nunca hemos
ocultado”, dijo Newkirk, “que la mayor parte de los animales que
recogemos son sacrificados”.1
Pese a que habitualmente los funcionarios de PETA aseguran que solo
sacrifican a animales enfermos o gravemente heridos, la verdad es que la
inmensa mayoría de los animales que recogen son sanos y su eliminación
no obedece a ningún criterio médico ético. PETA nunca ha ocultado que un
principio básico de su filosofía es matar animales, llevada por la
creencia de que en este mundo están mejor muertos que vivos -un
razonamiento idiota, del tipo My Lai: “Los matamos para salvarlos de los
comunistas.” Aunque sus funcionarios recogen animales, o aceptan
animales con la pretensión de buscarles un nuevo hogar, la verdad se
encuentra en las cifras recopiladas por el Departamento de Agricultura
de Virginia: aunque en años pasados la organización llegó a poner en
adopción a cientos de mascotas (703 en 2001, un 26,18%), la búsqueda de
nuevos hogares ha sido reducida a niveles escandalosos: en 2006 encontró
hogar para solo 12 de 3061 mascotas recibidas; en 2007 para 17 de 1997;
en 2008 para 7 de 2216; y en 2009 para 8 de 2366. En 2009, la tasa de
sacrificio llegó al 97,3%. Desde 1998, PETA ha asesinado a 23.640 animales de compañía.
PETA pretende que en Estados Unidos no hay interés en la adopción de
animales, lo que es una falsedad tan grande como una montaña. Hay muchas
organizaciones pequeñas, y ciertamente sin los más de 30 millones de
dólares del presupuesto de PETA, que encuentran hogares de adopción para
cientos y miles de mascotas. PETA dice que nadie quiso adoptar más que
ocho animales en 2009. Sirva de comparación la organización chilena EDRA (Equipo
de Defensa y Rescate Animal), de Santiago, que entre mayo y diciembre
de 2009 encontró hogares adoptivos para 350 perros. Igualmente entre
octubre de 2009 y hoy, el Centro de Rescate Canino de Ñuñoa, que
implementa una activa política de adopciones, ha logrado encontrar
hogares adoptivos para más de 500 animales y ciertamente sin los
recursos de PETA.
Frecuentemente los defensores de PETA argumentan que quienes atacan
la organización son partidarios o agentes de la industria peletera.
Aunque es verdad que los peleteros ciertamente tienen intereses creados
en el desprestigio de la organización, las cifras sobre el sacrifico en
los caniles de PETA provienen del Departamento de Agricultura del estado
de Virginia y son absolutamente fiables. Que los peleteros utilicen
estas cifras no implica que sean falsas.
La propia fundadora nunca ha ocultado que su intención es eliminar
mascotas. Antes de fundar la organización, en los años setenta Newkirk
trabajaba en perreras como recogedora de perros (o perrera; dogcatcher) y
eliminadora de perros (dogkiller) y ha llegado incluso a jactarse de la
cantidad de animales que ha asesinado con sus propias manos. Para
eludir las prácticas inhumanas de sus colegas, que mataban a los
animales de las formas más crueles, Newkirk cuenta
que se levantaba temprano “para llegar allá [a la perrera] antes que
nadie y mataba a los animales yo misma, porque no podía soportar que los
mataran de esa manera [algunos colegas los metían vivos en
congeladores]. Maté a miles de mascotas, a veces varias docenas al día”.
Newkirk cree que matar es bueno y que la muerte es una liberación del
sufrimiento. Hasta tal punto llega su culto de la muerte que en algunas
ocasiones ha dirigido a sus funcionarios para rescatar animales solo
para matarlos ella misma en su cuartel en Virginia. En 1991 PETA
sacrificó a los dieciocho conejos que
había rescatado de un laboratorio. Ciertamente les salvó de una muerte
cruel a manos de humanos que aspiran a convertirse en algo que llaman
académicos, pero ¿no habría sido más humano haberles buscado hogares
adoptivos?
¿Qué mérito se podría reconocer, por lo demás, a una organización que ha premiado a una notoria diseñadora de mataderos?
Pese a todo, la organización cuenta con un incomprensible prestigio.
Muchos encuentran en estas causas torcidas la oportunidad de concluir
sus ritos de pasaje, donde las ganas de mostrarse al mundo se combinan
maravillosamente con la ansiedad de sátiros de todo pelaje. Esta
organización se está introduciendo en el mundo hispano, y recientemente
en Chile a través de grupos subalternos como Anima Naturalis. Es
imperativo salirles al paso e impedir que implanten en Chile su nefasta
ideología. En el contexto actual, su llegada al país fortalece la causa
de los enemigos de los animales,
toda vez que justifica el asesinato arbitrario de las mascotas halladas
en la calle -una lucha (contra el sacrificio sobre otras bases que
solamente médicas) que ha definido al movimiento animalista chileno
desde sus inicios. El brillo de sus modelos y actrices eróticas sólo
sirve para encubrir las prácticas criminales de una organización
dedicada a la muerte, dirigida por una mente psicótica, que nos engaña a
todos presentándose como una institución animalista que, sin embargo,
mata animales justificándose con todo tipo de razones arbitrarias.
JAMAS JUSTIFICAR LAS BARBARIDADES CON MASCARA DE DEFENSORES!!
XdestruyeX
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