A 7 años del cobarde asesinato de Nicolás Neira a causa de una golpiza propinada por el ESMAD durante la marcha del 1 de mayo.
" El que desea, pero no obra, engendra la peste" William Blake
Querido Nicolás.
Siete años han pasado y no hay mucha
novedad respecto a tu muerte, a mí ya poco me importan los avances de la
“justicia”, ese cadáver pútrido y nauseabundo, esa ramera tan sensible
al poder y al dinero, que poco puede saber de ti, de lo humano. Desde
hace años sé lo que pasó y escribo estas cartas para mantener la memoria
viva y ardiente, ya que sabemos que el estado y sus matones fueron tus
ultimadores. La justicia burguesa, al igual que dios y las cucarachas,
es sorda, por eso no escucha el río de voces, el maremoto de gritos que
saben quién te asesino.
Pero bueno, me he vuelto un poco
monótono sobre el tema así que he decido darle otro viro a esta carta,
me pregunto que pasaría si tú no hubieras sido asesinado por el estado,
¿seguirías siendo ese joven rebelde y soñador?, ¿creerías todavía en la
revolución social? Me pregunto esto porque acá en Colombia parece que el
fenómeno de la lucha anarquista fuera destinado a conversaciones en
bares y cafés o para jóvenes de 16 a 25 años.
No sé si será nuestro carácter, nuestra
idiosincrasia o nuestra historia, pero lo realmente preocupante para mí
es que la rebeldía, pese a que muchos pensemos lo contrario, se torna en
una cuestión de edad, en un éxtasis momentáneo para luego volver al
redil. Creo que esa es una gran debilidad de muchos que se han dicho o
se dicen anarquistas o revolucionarios en este país.
Tenemos que integrar la rebeldía a
nuestro proyecto vital, es decir, no tenerle como un acto aislado o un
acto coyuntural, sino apreciarla como un aspecto de nuestra propia vida,
como algo de nuestro carácter, como un acto reflejo.
Muchas veces pensaba que los que
llevamos tiempo en esto somos los responsables de este fenómeno, ¿pero
eso no sería acaso una actitud vanguardista? Claro, tenemos algunos
aciertos y numerosos errores que nos llevan a tener cierta injerencia en
este fenómeno, pero no creo que la responsabilidad sea exclusivamente
nuestra.
Si bien este fenómeno se ve dentro del
anarquismo, por el otro lado no escampa, las gentes de izquierdas
terminan siendo tan progresistas y demócratas que “progresan” hacia la
simple conveniencia o hacia la derecha, traicionando procesos y, sobre
todo, traicionando a gente sincera y, lo peor de todo, a ellos mismos,
aunque esta última todavía me permito mantenerla en duda.
Esta pequeña carta no va solo dirigida a
ti, va dirigida a quienes todavía se reclaman vivos, a aquellos cuya
mirada todavía es permeada por la chispa desobediencia, a los soñadores
diurnos, a los constructores de utopías, a los que sentimos el placer de
estar vivos y decir no al absurdo que secuestra nuestras vidas… estas
letras van a aquellas personas que se han alejado de la lucha pero que
todavía pueden volver.
Nadie ha dicho que el camino de
sublevarse frente a la tiranía es fácil, tú bien lo sabes y pagaste un
precio alto. El ser humano no es perfecto, nada lo es, sé que construir
con los demás es complicado, en especial en estos caminos de guerreros
quijotescos, de eternos amantes de la vida. Sin duda, estos caminos de
resistencia son los más dignos. En un mundo que no da tregua a la razón,
la lucha por la libertad es algo vital y como ya sabemos libertad y
dignidad van de la mano.
Por último, esta es una invitación a la
lucha radical, a no concertar, a no olvidar, a soñar, a crear y
conspirar. A quienes todavía no han entrado en pugna contra el poder
esta es una invitación para que insubordinen su existir.
¡Nico, luchando moriste…Luchando te recordare!
Atarka Rebel
Bogotá, Planeta Tierra
Mayo, 2012
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